jueves, 4 de agosto de 2011

La naturaleza no es tan perfecta.

¿Somos imbéciles los hombres, o son las mujeres las extrañas? Machista o no, me quedo con la segunda opción. Nunca entenderé a ninguna mujer, tanta facilidad para hacer de las pequeñas cosas un mundo, para enfadarse por tonterías y contentarse por chorradas, tanta facilidad para liarnos la vida: ahora sí, ahora no. Tanta facilidad para hacerte el hombre más feliz del mundo un día, y al día siguiente arruinarte la vida, tanta facilidad para cambiarte, tanta facilidad para enamorarte, para desenamorarte.
Más de una vez las he apodado como "locas", tampoco en el sentido negativo de la palabra, simplemente no encuentro sentido a lo que hacen, tanto en lo bueno como en lo malo.
Si alguna vez te enamoras de una chica, con el tiempo tu mismo irás notando que dejas de ser el mismo de antes, te absorbes en ella y lo quieres cambiar todo por esa chica. Joder tío, ¡tu mismo te estas quitando libertad! ... y encima disfrutamos con ello. Pero cuando esa chica se va de tu vida, de un día para otro: zas, estás solo, durante todo ese tiempo tu vida se había convertido en tu chica, en tu niña, tu vida... y ahora se va.
En el juego de la amistad, las mujeres pueden ocasionarte problemas, dolor que normalmente se pasa en unos días, semanas o meses. En el juego del amor, las mujeres pueden ocasionarte un dolor que puede no irse en mucho, mucho tiempo. Y lo más absurdo de esto, es que el sufrimiento se origina por no entenderlas, son extremadamente complicadas, y de esto no tienes la culpa ni tu ni ella. Maldita naturaleza.

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